El Papa Benedicto XVI, en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, habla de todos los aspectos de la vida humana, no solamente de la vida cristiana, porque no se puede construir la paz, la armonía y la solidaridad en el individualismo religioso; en su alocución, el Papa enfatizó que la fe es, necesariamente, comunión con los otros liberándonos del aislamiento ego centrista, no puede el hombre o la nación pensar en sí solos, pensar en su bienestar, en su riqueza, sin pensar en los demás, las fuerzas políticas y económicas deben reestructurar su ideología, la economía marxista no es la solución para la manejar la economía idónea del mundo donde la justicia sea la principal prioridad. Al respecto, asegura el Papa Benedicto XVI, que las estructuras justas son una condición indispensable para una sociedad justa, desde esta perspectiva la globalización debe regirse por la ética poniendo todo al servicio de la persona humana. A su vez el Papa resaltó que ante la nueva encrucijada los católicos deben tener como punto de apoyo este documento de Aparecida, para tener así una renovación y revitalización de nuestra fe en Cristo, único Maestro y Salvador, de esta fuente, que es el deposito de la fe, afirma el Papa, podrán surgir nuevos caminos y proyectos pastorales creativos que infundan una nueva esperanza para vivir de manera responsable y gozosa la fe e irradiarla así en el propio ambiente.
Aparecida es una exhortación a reavivar el ardor misionero de la Iglesia, es un llamado de atención para que el mensaje evangélico sea la luz que ilumine el caminar de la humanidad, sabemos que caminamos en un cambio de época lo cual implica nuevos retos a la evangelización, más aún hoy que las instituciones de la Iglesia han sufrido grandes golpes a raíz de algunos anti-testimonios que estigmatizan toda la obra de Dios, estamos pues llamados nosotros a ser signo de contradicción ante estas realidades, para que el cambio social que requieren nuestros pueblos sea iluminado por el mensaje de Jesús.
Es también este documento una invitación que se nos realiza para que lleguemos a todos los rincones culturales que hoy nos presenta la época, sin alienar ninguno de estos nuevos escenarios, bien sean los académicos, o las nuevas culturas juveniles, o esas personas que la sociedad estigmatiza como los “no servibles”, entre ellos los drogadictos, los presos, los desplazados, entre otros muchos, que quizás son los que más necesitan de la nueva evangelización, y este fue el legado que el mismo Cristo nos dejó por herencia, hacer la opción fundamental por los pobres y excluidos, pues de ellos es el Reino de Dios.
Es pues Aparecida un regalo y un mandato que nos hace la Iglesia, para que de nuevo llevemos el mensaje de Cristo a todos los ciudadanos del mundo que hoy más que nunca necesitan escuchar la palabra de Dios que es fuente de salvación.
Aparecida es una exhortación a reavivar el ardor misionero de la Iglesia, es un llamado de atención para que el mensaje evangélico sea la luz que ilumine el caminar de la humanidad, sabemos que caminamos en un cambio de época lo cual implica nuevos retos a la evangelización, más aún hoy que las instituciones de la Iglesia han sufrido grandes golpes a raíz de algunos anti-testimonios que estigmatizan toda la obra de Dios, estamos pues llamados nosotros a ser signo de contradicción ante estas realidades, para que el cambio social que requieren nuestros pueblos sea iluminado por el mensaje de Jesús.
Es también este documento una invitación que se nos realiza para que lleguemos a todos los rincones culturales que hoy nos presenta la época, sin alienar ninguno de estos nuevos escenarios, bien sean los académicos, o las nuevas culturas juveniles, o esas personas que la sociedad estigmatiza como los “no servibles”, entre ellos los drogadictos, los presos, los desplazados, entre otros muchos, que quizás son los que más necesitan de la nueva evangelización, y este fue el legado que el mismo Cristo nos dejó por herencia, hacer la opción fundamental por los pobres y excluidos, pues de ellos es el Reino de Dios.
Es pues Aparecida un regalo y un mandato que nos hace la Iglesia, para que de nuevo llevemos el mensaje de Cristo a todos los ciudadanos del mundo que hoy más que nunca necesitan escuchar la palabra de Dios que es fuente de salvación.
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